No es un secreto para nadie que la desigualdad sigue aumentando en el mundo teniendo esto una variedad de consecuencias sociales muy grandes, sobre todo en países del tercer mundo o subdesarrollados que desde un punto de vista personal no son subdesarrollados sino sub-administrados.
También no es un secreto para nadie que atraer flujo de capitales extranjeros e inversión representan para un país, desarrollo y puestos de trabajo, pero muchas veces estas inversiones se transforman en empresas que funcionan como entes ajenos a su entorno. Desde hace ya algunos años se comenta, se imparten seminarios y se implementan programas de responsabilidad social en empresas, pero deberíamos reflexionar si se hace por moda, para cumplir un requisito, para mejorar la imagen, por filantropía artificial ó para tratar realmente de subsanar problemas sociales de fondo y colaborar eficientemente en el desarrollo sostenible de una comunidad o un país.
Es difícil pedirle a un niño que nace en el campo, en un país tercermundista, donde la miseria, las enfermedades y el analfabetismo es la ley, que no tenga sueños, es casi imposible suprimir su deseo de superación y supervivencia. Decirle que está condenado al resto de su vida a trabajar 12, 14, y 16 horas al día por un salario que representará miseria para él y los suyos. Todos tenemos derecho a ser felices, a soñar y hacer realidad nuestros sueños.
¿Por qué el pobre debe estar condenado a ser infeliz y no tiene derecho a soñar?
El funcionamiento actual del mundo no ha dado respuesta ni solución a la pobreza, son necesarios otros paradigmas. Se hace urgente pasar de la era del individualismo a la era de la cooperación, donde debe comprenderse a profundidad que de nada sirve destacar individualmente como persona natural o jurídica si el entorno es mísero e incapaz de proveer recursos productivos, eficientes, efectivos y eficaces. La cooperación mencionada debe ser sincera y profunda sin buscar protagonismo. Debe generar desarrollo sostenible y no dependencia.
La mayoría de los seres humanos desean trascender de una u otra forma, que cuando muera se le recuerde en el entorno en que vivió. Esa trascendencia la conseguirá trabajando por el bien común, no hace falta que lo haga con grandes acciones o leyes, si busca que su trabajo diario impacte de alguna manera a su comunidad puede lograrlo.
La vida es como un parpadeo, pasa muy rápido y es importante trabajar por cosas importantes cuando todavía existe la energía y sabiduría en nuestros cuerpos, en el ocaso de la vida se transforma en un hubiera….
Ing. Pável Méndez
pavelandres@gmail.com
Guatemala
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