El periódico que con mayor profundidad ha reflexionado sobre su RSC tiene nombre y apellido. El diario británico The Guardian ha sabido identificar su principal riesgo para la reputación, la pérdida de credibilidad, y por ello cuenta con un código de conducta que establece unas recomendaciones para gestionar los conflictos de intereses y abordar temas como el racismo, el derecho a la intimidad o el suicidio: “Se anima a los periodistas a ejercitar un cuidado particular cuando informen sobre un suicidio, teniendo presente el riesgo potencial de inducir al mismo”. Especifica que “cualquier sustancia debe ser mencionada de manera genérica y no específicamente, si es posible” y que “cuando resulte oportuno se puede mencionar un teléfono de ayuda”.
The New York Times ocupa otro lugar destacado en el ejercicio responsable de la profesión periodística. En el año 2003 el diario americano tuvo que pedir disculpas al descubrir que uno de sus más prometedores periodistas publicaba información falsa y errónea. A raíz del caso Jayson Blair, que así se llamaba el redactor, The New York Times nombró una comisión interna para elaborar un documento que especificara aspectos sobre la edición periodística con el fin de garantizar la veracidad y calidad de la información publicada, convirtiéndose en un referente para la prensa escrita.
Otro de los aspectos más críticos de la profesión periodística es la responsabilidad sobre la publicidad. En el mundo anglosajón tienen mucha sensibilidad ante este tema.
The Guardian renunció a las más de 400.000 libras anuales que los anuncios de contacto le reportaban. Jo Cofino, responsable del área de desarrollo sostenible, ha declarado para Compromiso Empresarial: “Nuestro diario lideró el movimiento feminista en los años setenta y ha sido un gran defensor de los temas de género, ¿cómo podemos afirmar que defendemos los derechos y la dignidad de la mujer si, al mismo tiempo, mantenemos unos anuncios de líneas eróticas en nuestro periódico? Cada vez hay más evidencia de que muchas de las empresas de las líneas eróticas están relacionadas con la trata de blancas. Y no cabe excusarse y decir que no somos responsables del comportamiento de los anunciantes, porque son proveedores nuestros, forman parte de nuestro negocio y no es lícito mirar hacia otro lado”.
The New York Times, por su parte, especifica en los Standards of advertaising acceptability el tipo de anuncio que no publicará y los criterios que tienen que cumplir sus clientes. Otro buen ejemplo es el del Grupo Semana, principal editor de revistas en Colombia, que ha determinado que ninguno de sus anunciantes signifique más del 2% de sus ingresos para proteger así su independencia.
Finalmente, es importante destacar la figura del “Defensor del lector” que The Guardian inaugura para responder a las quejas y sugerencias de los lectores. Durante los primeros siete meses de 2010 Reader’s Editor recibió más de 14.000 quejas, preguntas y aclaraciones y publicó 664 correcciones. Esta figura dispone de una sección fija para la tarea, una columna semanal para abordar cualquier asunto editorial planteada por los lectores y además dispone de un blog en el que explica las principales rectificaciones. Por otra parte, los protagonistas tienen derecho a réplica en una sección que sale cuatro días a la semana.
Por Esther Barrio
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