Las investigaciones internas que llevan a cabo, por una parte Renault y, por otra, los servicios secretos franceses sobre el caso de espionaje industrial del que ha sido objeto el grupo automovilistico frances, apuntan a la misma pista: China.Los tres altos cargos suspendidos el lunes de empleo y sueldo, acusados de sacar informacion confidencial y comprometedora de la empresa relativa a ciertos componentes de los futuros coches electricos, pasaron estos datos a los intermediarios especializados en este tipo de enjuagues industriales que, a su vez, los pusieron en manos de grupos constructores chinos, segun publico ayer el diario frances Le Figaro.
Renault ni confirma ni desmiente. El diario evoca fuentes relacionadas con la investigación y añade que el contenido de los informes escamoteados versan sobre el funcionamiento de las baterías de los automóviles eléctricos de segunda generación, esto es, de ninguno de los cuatro que sacará al mercado la marca francesa este año o el que viene, sino de los que aún se encuentran en fase de estudio y que se comercializarán más allá de 2012. Los tres altos cargos, según Le Figaro, han entregado a esos intermediarios varias patentes sin declarar relacionadas con estos componentes eléctricos.
Renault no ha comunicado oficialmente aún la identidad de los tres altos cargos acusados, pero como la prensa francesa los ha hecho públicos, ya han comenzado a defenderse. Uno de ellos, Mathieu Tenenbaum, adjunto al director del programa del coche eléctrico en Renault, se confesó ayer, mediante un comunicado emitido por su abogado “atónito”, por la situación. “No comprende lo que pasa, y confía en que las explicaciones que él espera le lleguen cuanto antes”, añadía el citado comunicado.
El Elíseo se ha implicado en el incidente al ordenar a los servicios secretos franceses que apoyen a los investigadores internos de Renault, con un 15% de participación del Estado en su accionariado. El ministro de Industria, Eric Besson, calificó el jueves los hechos de “graves” y de “guerra comercial”.
Las informaciones confirmadas son pocas, pero varios expertos coinciden con las fuentes de Le Figaro y apuntan a la pista China como origen de la fuga. El diputado Bernard Carayon, especialista en espionaje industrial, aseguró ayer en una entrevista radiofónica que sus propias fuentes también vinculaban a China con la fuga de información. Y añadió que las empresas automovilísticas, por sus propias características, son susceptibles de sufrir estas prácticas: “Las investigaciones de un modelo o un prototipo duran diez o doce años. Y hay quien, de una manera fraudulenta, quiere saltarse pasos”. Renault, junto a su asociado Nissan, ha invertido ya 4.000 millones de euros en proyectos del coche eléctrico.
Roger Faligot, uno de los mayores expertos mundiales en espionaje oriental, aseguró ayer a la agencia France Presse que China se interesa particularmente en el futuro de este tipo de vehículos. “Es una apuesta suya importante”, manifestó. Y añadió que las empresas chinas de este sector trabajan “muy estrechamente” con los miembros de los servicios de información chinos y que desvían una parte de su presupuesto a sobornos.
Fuente:El Pais
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