jueves, agosto 04, 2011

Los intermediarios financieros y la RSE

Los intermediarios financieros, en especial las entidades de depósito, juegan un papel activo en el desarrollo económico y social de los países al tener la capacidad de seleccionar proyectos de inversión y consumo, gestionar riesgos y decidir quién accede al capital y qué actividades se financian. Su responsabilidad social en la lucha contra la pobreza, las desigualdades sociales y en el desarrollo sostenible es importante. La industria financiera comienza a ser consciente de esa responsabilidad y de las repercusiones económicas que puede suponer eludirla.

Su función económica no se limita ya a intermediar flujos gestionando adecuadamente riesgos financieros, sino que ha de valorar y gestionar otro tipo de riesgos éticos, sociales y medioambientales y de ofrecer productos y servicios que contribuyan a un desarrollo más humano del planeta, respondiendo así al reclamo de una ciudadanía cada vez más preocupada por el destino de su ahorro y de unos accionistas más interesados por los impactos económicos de determinados comportamientos insostenibles.

A pesar de que en los últimos años, la preocupación creciente por la RSE es evidente y las instituciones financieras van adhiriéndose a códigos sectoriales como La Declaración de Instituciones Financieras acerca del Medioambiente y el Desarrollo Sostenible (PNUMA), suscriben los principios de Ecuador (recientemente los ha firmado La Caixa), y comienzan a reportar conforme a los indicadores del Suplemento sectorial del GRI , aún las instituciones no han asumido la RSE como parte de una estrategia que oriente todas sus políticas y sobre todo el negocio de financiación e inversión al que se dedican.

Los retos de futuro del sector financiero en materia RSE podrían resumirse en:

Compromiso con la sostenibilidad a nivel del negocio principal. Ello supone medir los impactos medioambientales y sociales de toda la gama de actividades de la entidad, buscar la mejora constante de los sistemas de gestión y evaluación de dichos impactos, promover operaciones y productos pro-sostenibles, evitando el apoyo financiero de actividades dañinas para la sociedad y el medioambiente.

Compromiso con la responsabilidad, asumiendo al más alto nivel las consecuencias de los impactos de las propias transacciones y riesgos gestionados.

Compromiso con la rendición de cuentas a los diferentes grupos de interés. Ello exige la implicación en consultas públicas con el fin de recibir información sobre las visiones de estos grupos, especialmente de los afectados por los servicios financieros.

Compromiso con la transparencia. Producir suficiente información de sostenibilidad relativa a todos los niveles de la empresa, incluyendo sus negocios, sucursales, filiales y participadas, tratando de integrar la información económica, social y medioambiental. Esto no significa informar sólo de lo bueno sino también de aquellas cuestiones delicadas o críticas en materia de buen gobierno y responsabilidad social y medioambiental.

Compromiso con los mercados y la gobernabilidad. Esto supone desalentar prácticas financieras inapropiadas (uso de paraísos fiscales, especulación monetaria, lavado de dinero, corrupción) y alentar decisiones basadas en el largo plazo reconociendo siempre el papel de los gobiernos en materia política, ejerciendo lobby no en contra sino a favor de regulaciones públicas que protejan intereses sociales.

Así pues, la clave de una adecuada gestión RSC en banca está en aplicar el concepto RSC al negocio cuestionando cada una de las actividades y decisiones bancarias desde un punto de vista ético, social y medioambiental.
Escrito por Marta de la Cuesta para Diarioresponsable

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